Hace poco paseando cerca de la playa, casi todos los bancos llenos, unos con la mirada fija hacia el mar, mirando el movimiento del agua, a la vez que se oye su ruido, no hay alboroto, se repira relax, paz; en la distancia pasa un crucero, seguramente con glamour, y aqui cerca hombres silenciosos pescando con sus largas cañas.
Banco; atado de patas sobre los adoquines , asfalto o arena, silencioso, con tantas historias o simples conversaciones escuchadas sin ser registradas, algunas huellas quedan en el, bien sean marcas o huellas en los recién pintados, fechas grabadas, mayormente como señal de amor, probablemente con fecha de caducidad, escritos con rotuladores o pinturas, o simplemente rayados con algún metal.
Unos se sientan para descansar, otros por que esperan a alguien, otros por pasar el rato, como estar mirando una obra de teatro, en donde los personajes actúan y uno mismo se hace el guión del momento.
ves a hombres trajeados con sus maletas, a jóvenes con monopatines, esquivando a los andantes, cruzándose con uno que pasea al perro, a la vez que bajan las mamás con los peques que han salido del cole, o parejas que pasan del brazo a paso lento, de paseo, inclinando la cabeza para mirar un escaparate; alguien sentada en la esquina del banco, con una bolsa de migas de pan, persona ya mayor, sola, buscando compañía en los pájaros, que mientras tenga comida , revolotearan entre sus pies.
Sentada en el banco, delante mio es un cruzar de gente sin parar, cada uno con su rumbo, un subir y bajar de gente a los autobuses, jóvenes con sus mochilas y auriculares a tope, desconectados del exterior.
Desde el banco imagino que pueden estar pensando, tendrán problemas, inquietudes? incertidumbre, y entre sus risas, sus prisas, malascaras, bocinas de los coches, música de una radio de los albañiles, dejo correr la imaginación .
El banco que no habla y escucha sin oídos, bajo la lluvia o rayos de sol, como compañero de alguna farola, algunos como arte urbano, y otros maltratados por impresentables.